Normalmente, los timbres son una de las partes más sosas y aburridas de nuestra bicicleta. Están diseñados para cumplir su función de emitir un pequeño sonido acústico para avisar de nuestra presencia a los viandantes y nadie se ha preocupado mucho por su diseño. Bueno, nadie hasta ahora, porque una canadiense llamada Annie Legroulx se dedica a decorar a mano y dar vida a este componente de nuestra bici.
Estos diseños se pintan con pinturas sin disolventes, que son amigables para el medio ambiente, pero a la vez son resistentes a sus elementos.
Los seis diseños que veis en la imagen que encabeza el post, los podéis encontrar en Kikkerland a 19.50$, pero si lo queréis es ver más variedad de estos divertidos timbres de bicicleta, tendréis que visitar la tienda online de Annie, dringdring.
Vía | Cool Hunting